Al Barça le ha salido un grano en la zona Sur de Madrid, pánico escénico al Coliséum. Hace seis meses fue barrido por el Eurogeta de Schuster y anoche le pasó por encima el nuevo Getafe que poco a poco construye Laudrup. El danés se doctoró ante su amigo Rijkaard, todo un baño táctico que puede escenificarse en un impecable marcaje a Messi sin faltas (¡sólo dos en 71 minutos!) y sin recurrir al juego duro. Muy bien la cadena de montaje geométricamente diseñada por tres daneses (Laudrup-Jensen-Olsen) y el español Milla: Licht encimándole si salía por fuera, De la Red incrustado entre el lateral y el central de ese lado Mario, y Sousa tapando el penúltimo escape por el interior. Muy bien. ¿El Barça? Muy mal, gracias. Confirmadas sus dos caras: sólo se maquilla y se echa coloretes en el Camp Nou pero en el resto de campos su imagen es feísima, indolente. El Barça de fuera sale a aburrir con las ovejitas de Carmen Sevilla, con somnífero. Ronaldinho está horrible y Rijkaard le aguantó un cuarto de hora en el segundo tiempo con posible esguince de tobillo para recurrir luego a los niños, a Bojan y Giovani, y despertar a los mayores. Pero se olvidó de comprarles a todos un sonajero
J. Damián González
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